sábado, 10 de mayo de 2008

Holaa, pues nada, por fin publico algo, ^^. Este breve relato-descripción, es un regalo de mi ángel. Uno de tantos regalos especiales con los que me ha hecho muy feliz desde el día en que el Señor quiso que nos conociéramos.

Había una vez, hace años, una niña brillante y graciosa que estaba destinada a ser Princesa... como todas las que algún día abrazan el amor de Cristo. Su corazón se ganó fieles amigos, y otros, menos íntimos, simplemente disfrutaban de su simpatía, encanto y dulzura. Pero cuantos más tengas que te aprecien, sin duda más envidiosos aparecerán a tu alrededor, y la niña Fiorella no fue una excepción. Ella acogió y buscó la amistad, y hasta el amor, de algunos y algunas que en el fondo despreciaban sus virtudes, y que por años fueron heridas y cargas en lugar de aliados.

Cuando el destino la llevó aun más lejos de su Perú natal, y de Madrid fue a parar a Valencia, hacía muy poco que ella conocía al Señor. No obstante, bastó para que Él supiera guiarla. No tardó en conducirla hacia Amparito, otra joven Princesa demasiado solitaria para su propio bien, y fueron bendición la una para la otra. Ambas ganaron fuerzas, apoyo y confianza mutuas. Fiore conoció a la que sería su nueva iglesia gracias a Amparo, y ésta tuvo mucho que ver también en hacer desaparecer de sus vidas a un alma mezquina que seguía atormentando a nuestra Princesa peruana mediante esa arma que muchas de nuestras lectoras, tanto las que ya son Princesas de Cristo como las que aspiran a ello, conocen mejor de lo que deberían: el absoluto opuesto y enemigo de la fe, el miedo. Miedo a alejarse de ella, miedo a abandonarla, miedo a ser menos de lo que es y puede llegar a ser, cuando de hecho era él el mayor lastre en su camino. Pero ya se fue.

Se fue, y llegó alguien nuevo. Más comprensivo, más sincero, más abierto. Alguien que llegó a ser Príncipe por mediación de Fiore, y se lo agradeció siempre. Vivieron felices estando cerca, y después vivieron felices bajo el mismo techo, junto con Amparito, que no sólo alejó al mezquino sino que los reunió. Fueron tan y tan felices, que cuando los estudios y la familia hicieron que fuera necesario, al menos, un tiempo de separación, ambos se apagaron como velas, y descubrieron por qué aun, en la castidad de su amor, no era buena esa convivencia sin matrimonio. Esa nueva herida, la primera que compartieron, se va cerrando día a día, y ambos aspiran a perdonar tanto al otro como a si mismos por los errores cometidos cegados por el dolor que les produjo.

Hoy, Fiore es Princesa de Cristo, guerrera, luchadora y siempre mujer en victoria. No desfallece ante conflictos con su familia o sus estudios, y ha aprendido que, en contra de lo que te puedan decir, la mejor manera de superar un muro no siempre es embestir contra él, sino que también puede saltarlo o rodearlo. Nunca deja de buscar soluciones, está llena de esperanza, y es maravillosamente libre. Esta Princesa tiene el don divino de llenar de fuerza a todos los que la envuelven, y de fortalecerse ella de ellos a su vez. Conocedla, y la amaréis como Dios y yo lo hacemos.

Althei, mucho más que tu mejor amigo
Pues eso, que "Lo vamos a lograr, mi ángel."
;)

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Valentia

JS

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